El Ajo y sus beneficios


Si, quién iba a decir? El ajo además de servir para dar sabor a muchas recetas aporta un gran beneficio para la salud; sus efectos son positivos para muchas partes de nuestro organismo.

Algunas propiedades muy destacadas del ajo:

- es un buen antiinflamatorio,

- aumenta las defensas del cuerpo,

- mejora la circulación sanguínea reduciendo la presión arterial,

- incrementa el nivel de insulina en el cuerpo,

- disminuye el exceso de grasas en sangre reduciendo así el colesterol malo o LDL,

- alivia los dolores y es expectorante.

También hay que saber que los efectos medicinales buscados, varía según la forma en que lo ingerimos, ya que el ajo posee diferentes propiedades ya sea en crudo o cocido.

Cuando el ajo crudo es cortado o machacado, se produce la combinación de la aliina con la alinasa, lo que produce una sustancia denominada alicina.

Ésta tiene varios efectos beneficiosos para nuestra salud, en cambio si el ajo es cocinado, este compuesto se destruye. Y en dicho proceso de cocción se liberan compuestos diferentes, como la adenosina y el ajoeno, que poseen cualidades anticoagulantes y, se supone, reducen el nivel de colesterol. Muy interesante no?
Previene enfermedades como la arteriosclerosis y la hipertensión, y está indicado en problemas del aparato respiratorio, es diurético y estimulante.

Por otra parte, hay que advertir que el ajo posee una acción sobre las plaquetas, por lo que se desaconseja el consumo de suplementos de ajo si no es bajo responsabilidad médica ya que los suplementos artificiales de ajos o su ingesta excesiva pueden afectar la correcta actividad de la coagulación e hiperlipidemia.

Ahora que sabes todos los beneficios que tiene el ajo, no puede faltar en tus comidas! =)

Cómo prevenir la Hipertrigliceridemia?

Los triglicéridos son grasas saturadas que se producen en el organismo a partir de otros ácidos grasos. Cuando se producen en exceso existe la famosa hipertrigliceridemia, y si ésta no es tratada a tiempo, puede llevar a una ateroesclerosis y a una posible afección cardíaca.

Causas de la hipertrigliceridemia:

Causas genéticas: Hipertrigliceridemias familiares, en donde los valores de triglicéridos pueden estar por encima de 300 a 500 mg/dl.

Causas alimentarias: Una inadecuada alimentación en base a grasas y proteínas, sin fibra puede llevar a elevar losniveles de triglicéridos.

Sobrepeso u obesidad: El exceso de peso puede llevar a un aumento de triglicéridos en sangre.

Falta de actividad física: Si bien ésta no es una causa excluyente, la falta de ejercicio físico unido a otros factores puede ayudar a la elevación de triglicéridos.

Cigarrillo: El hábito de fumar es perjudicial y ayuda a aumentar los niveles de triglicéridos en sangre.


¿Cuál es el valor normal de triglicéridos?

Se considera que el valor normal es de hasta 150 mg/dl. Cuando este valor se supera, se puede decir que se está produciendo una hipertrigliceridemia.


Recomendaciones para controlar los niveles de triglicéridos

Disminuir las grasas

Para lograr disminuir el aporte lipídico, debemos seleccionar carnes magras, aves sin piel, quesos bajos en grasa, leches y yogures totalmente desnatados, y se retirará la grasa visible de la carne. Sin embargo, en muchos casos la grasa no es visible, porque está mezclada con otros ingredientes, como en los productos de bollería industrial y en los alimentos preparados o precocinados, por lo que es necesario leer detenidamente las etiquetas para valorar su contenido de “grasa total” y “grasa saturada”. Hay muchos productos que indican inofensivamente en sus etiquetas “aceites vegetales” sin especificar el tipo utilizado, cuando en realidad se trata de aceites de coco o de palma, es decir grasa saturada. Además, bajo la denominación “aceites parcialmente hidrogenados” pueden esconderse las “ácidos grasos trans” que aumentan las concentraciones de triglicéridos y colesterol malo (LDL), y disminuyen los niveles de colesterol bueno (HDL). Las grasas trans son habituales en los aperitivos, bollería, alimentos congelados precocinados como patatas fritas, empanadillas, croquetas, y en algunas margarinas.

Para mantener los niveles de triglicéridos en sangre en unas cifras aceptables es importante seguir una alimentación que sea baja en grasa saturada, presente en los productos de origen animal como la mantequilla, la nata, las carnes grasas, los lácteos enteros, huevos y en algunos alimentos de origen vegetal como el aceite de coco y de palma, frecuentemente utilizado en la elaboración de repostería y bollería industrial. En su lugar, se emplearán alimentos ricos en ácidos grasos monoinsaturados, como el aceite de oliva y aquellos en los que predominen los ácidos grasos omega-3, como por ejemplo los pescados azules (sardina, caballa, atún, bonito, pez espada, salmón, arenque, boquerones, jurel, etcétera), las nueces y el aceite de canola o colza.
Actualmente existen en el mercado diferentes productos enriquecidos en omega-3, que consisten en una opción saludable de incorporar a la alimentación estos ácidos grasos, aunque siempre será más saludable comer pescados.

Debemos recordar que para una alimentación equilibrada y saludable se deben incorporar al menos cinco raciones al día de frutas y verduras, ya que son una buena fuente de fibra y antioxidantes naturales. Las legumbres también son un buen recurso porque son pobres en grasas, aportan proteínas vegetales de mediano valor biológico, hidratos de carbono complejos y fibra soluble.

Por otro lado, se recomienda evitar los azúcares simples (azúcar, miel, bebidas azucaradas y refrescos), la fructosa y, sobre todo, el alcohol, pues todos ellos aumentan la síntesis hepática de triglicéridos. Hay que tener en cuenta que pequeñas cantidades de alcohol pueden elevar el nivel de triglicéridos significativamente. Otros factores que se relacionan con el aumento de los valores de triglicéridos son el tabaco, los estrógenos, la obesidad, la inactividad y la diabetes no controlada.

Finalmente, debemos resaltar que para evitar la “hipertrigliceridemia” debemos optar por un estilo de vida saludable, que incluya:

· Una dieta adecuada,

· Dejar de fumar

· Hacer ejercicio regularmente, al menos 20 a 30 minutos de ejercicio aeróbico, como caminar, correr, nadar o montar en bicicleta, tres veces a la semana.

· Además, hay que perder peso en caso de obesidad o sobrepeso y controlar la diabetes si está presente.