"La niña que decidió dejar de comer"


Este blog, como todos sabemos, intenta abarcar siempre los trastornos de la conducta alimentaria, un tema que nos concierne a todos y todas en la actualidad. Hoy me decidí a contar la historia de Isabelle Caro, una modelo francesa que posó en varios anuncios publicitarios, con sus 27 kilos como símbolo Antianorexia.

Falleció el 17 de noviembre del 2010 a los 28 años. Solía pintarse pecas en los pómulos, en las sienes y en la frente. Pensaba que solo así la gente la miraría a los ojos y no se fijaría en el resto de su cuerpo, demacrado por la anorexia que la aquejaba desde la infancia.

Es bueno recordar su historia como algo que no queremos que vuelva a ocurrir, creamos o no, la anorexia es una enfermedad fatal. Es un suicidio inconsciente a largo plazo.

Campaña Antianorexia

Isabelle, se dio a conocer en septiembre de 2007, cuando apareció desnuda en una campaña publicitaria antianorexia que salió a la luz en plena Semana de la Moda de Milán. Tenía en ese momento 25 años y pesaba tan solo 27 kilos. Desde entonces, se convirtió en un símbolo de la lucha contra la enfermedad y también en una celebridad: dio entrevistas a medios de todo el mundo, fue jurado de un programa de concurso que buscaba a la próxima supermodelo francesa, apareció en el reality show de la cantante Jessica Simpson y actuó en obras de teatro, series de televisión y películas de bajo presupuesto.

Las publicidades, que mostraban a Isabelle esquelética y con la apariencia de una anciana, tuvieron un impacto tan fuerte que fueron prohibidas. No importó que la ministra italiana de Salud de la época las considerara de gran importancia ni que diseñadores como Giorgio Armani salieran en su defensa. Según los organismos encargados de controlar los contenidos publicitarios en Francia e Italia, los avisos explotaban comercialmente la anorexia.


"Ninguna mujer joven quiere verse como un esqueleto. No creo que haya duda alguna al respecto -salió en defensa del anuncio Isabelle, tiempo después-.

Cuando veo la foto, digo: 'Es horrible, horrible'. No me veo bonita, mi pelo está arruinado y sé que no podré tenerlo largo nunca más; he perdido algunos dientes, mi piel está seca, mis senos se han caído...".


Los inicios de su anorexia.


Isabelle escribió un libro en el 2008 –“La pequeña niña que no quería engordar”- Contaba que tuvo una infancia muy difícil. Su mamá, una artista sobre protectora que caía constantemente en depresiones, odiaba la idea de verla convertida en una mujer. Por eso la medía varias veces al día y le repetía que estaba gorda. Como había oído que el aire fresco hacía crecer a los niños, no la dejaba salir de la casa y contrató un tutor para que no tuviera que ir al colegio, por lo que Isabelle no jugó con otros niños antes de los 11 años.

Cuando decidió dejar de comer tenía 12 o 13 años, nunca recordó con exactitud. Fue después de ver a su mamá tratar de alzar una pipeta de gas de unos 30 kilos. "Está muy pesada", recordaba Isabelle que había dicho. Y la niña, que ya pesaba alrededor de cinco kilos más que la pipeta, se sintió una carga para su familia. Pensó entonces que debía perder tanto peso como fuera posible. Su papá, quien trabaja para la industria musical, era una figura ausente que nunca la defendió de las "locuras" de su madre.

La joven confesó en varias entrevistas que se alimentaba a diario con dos pastillas de chocolate o cinco hojuelas de cereal, acompañadas de un té que tomaba a cucharaditas para que le durara todo el día. Estaba acostumbrada a despertarse delirante en medio de la noche, sin saber quién era o dónde estaba. "Se caía mucho porque era muy débil -contó su amiga Kim Warani-. Siempre estaba cubierta con cortaduras y moretones que tardaban mucho tiempo en sanar por su condición".

Sus sueños

Isabelle soñaba con ser modelo y actriz para salir en portadas. En la adolescencia, cuando buscó una agencia de modelaje, le dijeron que debía perder aún más peso, por lo que sus problemas de salud se agudizaron. Llegó a pesar 25 kilos. Entraba y salía del hospital cada vez con más frecuencia. En 2006, a los 24 años, cayó en coma y los médicos la dieron por muerta. Pasó meses en cuidados intensivos y terapias que le devolvieron la vida. Los psiquiatras le recomendaron dejar la casa de sus padres, y se fue a vivir al sur de Francia, donde la acusaban de heroinómana, se negaban a servirle en restaurantes y la miraban con desprecio. Dejó de salir.
Ese mismo año murieron dos modelos brasileñas que sufrían también de anorexia, un desorden alimenticio que Isabelle ya sabía que mataba a más personas en el mundo que cualquier otro desorden psiquiátrico. Entonces la industria del modelaje empezó a tomar medidas: en las pasarelas de Madrid prohibieron el ingreso de modelos raquíticas, en Milán empezaron a pedir certificados médicos a las participantes y aparecieron en Italia las controversiales fotos.

Antes de encontrar a la chica perfecta para el cartel, Toscani buscó jóvenes en hospitales de Francia, Alemania e Italia. Hasta que dio con Isabelle, quien en ese momento estaba buscando un contrato con algún diseñador, pese a que sus allegados le decían que se veía muy enferma. El fotógrafo asegura que la escogió no solo porque encarnaba la figura clásica de la anorexia, sino porque tenía unos ojos "cautivadores".

Según anunció Isabelle en su blog, en el que relataba su lucha contra la enfermedad, en marzo del año pasado alcanzó un peso récord de 42 kilos. Aunque no logró consolidarse como modelo y actriz, todo indicaba que cada vez estaba más sana y su carrera iba en ascenso. Pero en noviembre, tras llegar de un compromiso profesional en Japón, murió por una insuficiencia respiratoria causada por tantos años de debilidad.

El cantante suizo Vincent Bigler, quien escribió una canción inspirado en Isabelle, comento que "a ella le gustaba estar en contacto con los demás y era muy directa y de mente abierta". Bigler estaba ultimando detalles para producir con ella un video de la canción que tituló J'ai Fin, un juego de palabras que en francés significa algo así como Tengo fin, pero se pronuncia igual a 'tengo hambre'. Ahora trabaja en el mismo proyecto con el padre de Isabelle, quien asegura que quiere hacer un homenaje a su hija para que no la recuerden como la modelo anoréxica, sino como la luchadora que tocaba violín desde los 4 años y amaba la música, el cine y el arte.

Datos obtenidos por: www.semana.com

Esta es la historia de Isabelle, sería bueno recordarla como una luchadora, algunos la recordarán como la loca que decidió dejar de comer y otros como la suicida que buscaba fama.

Meterse en la cabeza de una anoréxica es imposible, juzgarlas sería un delito.

Solo recordemos su historia y mantengamos los ojos bien abiertos, se puede presentar en el hogar o en nuestra comunidad. La ayuda debería llegar en el momento justo.

A continuación unos videos informativos, sobre como la muerte de Isabelle, silenció al mundo.





1 comentario:

  1. La historia de esta joven es tan triste, y lo más triste es pensar que hay más mujeres padeciendo esta enfermedad.
    La otra vez vi en la televisión un estudio que hicieron a unas niñas entre 9 y 12 años que consistia en tomarles fotos y comparar la foto original con otras que las mostraran con una contextura menor y otras con contextura mayor, fue una sorpresa que al preguntarle a las niñas sobre como cual foto querian ser ellas, casi todas eligieron aquellas en las que eran una o dos tallas menos, niñas de 9 años que asociaban a la belleza con ser muy delgados!
    Se debe cuidar mucho más cuidado a que tipo de información estan expuestas las niñas(os) hoy en día.

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